sábado, 25 de abril de 2009

De Fordlandia a Sojalandia

Foto: Las ruinas de Forlandia.


El sueño de Henry Ford era propio de un megalómano. No solo quería controlar la totalidad de autos producidos en los Estados Unidos sino que hasta soñó con aplicar su experiencia hacia otros rubros, por ejemplo el caucho. Para eso compró 20.000 hectáreas de selvas vírgenes en Brasil, donde reemplazó las especies autóctonas con Siringa, árbol de donde se extrae el latex. Este vasto feudo vegetal dominado por su particular monocultivo se conoció como Fordlandia.Su emprendimiento comenzó y se desarrolló con buen pie, hasta un fatal momento en que la naturaleza encontró el mecanismo apropiado para reestablecer el equilibrio, y una brutal plaga enfermó a toda la plantación casi al unísono. El desastre fue un llamado de atención sobre ciertas prácticas de monocultivo y suele ser tomado como referencia a la hora de ejemplificar los obstáculos que pueden enfrentar quienes piensan que llevar al límite la explotación de los recursos naturales no tiene un costo ni implica serios riesgos. Por supuesto este fracaso fue un duro golpe financiero para Ford, quien vió evaporarse parte de su fortuna y poder a manos de una vulgar peste de jardinería.El ejemplo de Fordlandia parece que ahora empieza a repetirse en el corazón mismo del imperio transgénico de Monsanto, con la aparición de la denominada "Super-maleza" -SuperWeed en inglés-. Un yuyazo que, como la soja y el algodón transgénicos, es resistente al glifosato y por ende al principal producto de la empresa norteamericana: el Round up.Este yuyo no necesitó de laboratorios y manipulaciones para desarrollarse; sencilla y darwinianamente, en unos pocos años no solo pudo adquirir una resistencia impensada frente a los agroquímicos, sino que además ha comenzado una muy rápida expansión en los principales estados productores de soja y algodón de la Unión. Hasta ahora han reportado su aparición en Georgia, Carolina del Sur, Carolina del Norte, Arkansas, Tennessee, Kentucky y Missouri. Y justamente en el primero de estos estados (Georgia) el super yuyo abarca a 29 condados, siendo la única forma segura de combatirlo la extracción manual del mismo.La plaga tiene más de una variedad, pero la más inmanejable se llama Pigweed, la cual es resistente a las sequías, es muy adaptable genéticamente; cada planta puede crecer hasta los 3 metros y producir 10.000 semillas por temporada. Evidentemente, ni Monsanto lo hubiera hecho mejor.La principal consecuencia hasta ahora, además de las importantes pérdidas económicas de los granjeros, ha sido un cambio radical en las prácticas agrícolas en las zonas más gravemente afectadas y una búsqueda por utilizar técnicas más amigables con el medio ambiente, abandonando en parte el extenso arsenal químico moderno para retornar a otros cultivos con formas de explotación tradicionales.Desde Monsanto la respuesta en cambio ha sido la de recomendar el uso de agroquímicos más potentes mezclados con el Round Up; como por ejemplo el 2,4-D, prohibido por cancerígeno en los países nórdicos y uno de los componentes del tristemente célebre Agente Naranja.Por supuesto que esta "solución" (final) enfrentará varios obstáculos legales en los países centrales, que tienen una burocracia que suele preocuparse por la salud de sus poblaciones rurales. Veremos que pasa en nuestro país, que por el momento todavía no enfrenta un problema de plaga similar, pero donde cada día se cuestiona más el uso y abuso de los agroquímicos.Lo que si está claro es que el sueño de los monopolios no depende solamente de manejar las leyes de los mercados, sino que muchas veces ven condicionado su destino por las leyes de la naturaleza, mucho más implacables y permanentes que cualquier utopía de la avaricia humana.

1 comentario:

Eduardo Real dijo...

Y, está claro que algo hay por ese lado, y lo pagaremos (todos) bien caro, pero ya será tarde.

En base a esta nota(1), le armamos un rapcito(2) a los envenenadores.

(1) http://www.chronicle.pitt.edu/?p=660
(2) http://centroizquierda.blogspot.com/2009/04/el-rap-del-dengue-sojero.html